Abrí los candados, quite tus cadenas,
libre te sentiste, por primera vez.
Y partiste rauda intempestivamente,
en busca de un soplo, de amor, de embriaguez.
Y lo encontraste, fue una madrugada,
de noche agitada, lujuria y alcohol,
cuando alocada corrías por las calles,
buscando ese aliento que nunca llegó.
Concluyó fugaz, esa libertad,
que tanto ansiabas y era, tu pasión.
Hoy a la distancia yo soy un esclavo,
de mis sentimientos, de mi aflicción.
Porque el carcelero que debía ser,
destrabó cerrojos por verte crecer,
lo venció el amor por verte correr
y hoy se siente preso, ya, sin tu querer.
04/02/2016
http://www.sercan455.wordpress.com