Cuando veas en vida que ya no soportas,
aquellas heridas de los que hoy están.
Cuando veas que es hora de no molestar,
porque a nadie importa, ya, tu bienestar.
Pídele a Dios proteja y asista,
llevando muy lejos, tú peregrinar.
Que te ayude a ver, el bosque, no el árbol,
el que hoy no contemplas porque ya no está,
que te agrande más aquel horizonte,
con nuevos paisajes que has de disfrutar,
que te eleve como, hoja que el viento,
la lleva un momento, cargada en su andar,
allí donde otros, te amen, te valoren,
sepan a tu entrega, querer y apreciar.
Porque tú no eres como un trapo viejo,
que luego de usarlo puedes… descartar.
Porque eres útil para otros que te aprecien,
más por lo que vales, que lo que entregas.
Y aunque tengas muchos, años, o no tantos,
no importa ya tanto, eso, qué más ¡da!,
porque has dado todo, hasta lo imposible
y es inadmisible, que hoy debas, marchar.
08/11/2015
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