No me sueltes la mano,
aunque haya momentos
que no te reconozca,
y permanentemente
me queje de mis dolencias,
y repita mil veces
la misma historia,
con tal de retenerte
un instante más
porque me invaden
mis miedos…
¡No me sueltes la mano!.
con ella me das,
la seguridad
que hoy me falta,
y el afecto
que necesito
para vencer
el sentimiento
de orfandad
que me invade.
En ellas vuelvo,
a sentirme el niño
que fui alguna vez
hace muchos años
esfumándose mis miedos.
No me sueltes la mano,
no lo hagas
sosténmela
por lo menos,
hasta que haya partido.
14/06/2024
Triste realidad que sucede y nos sucederá a la mayoría. En un mundo donde los que lo habitamos, venimos más longevos gracias a la ciencia. El poder convivir, compartir, el seguir perteneciendo en forma activa a la familia que hemos formado se torna casi imposible. Por diferencias generacionales, de necesidades de la nueva familia, de atención. (Trabajo, crianza de los hijos, cuidado de nietos, atención de la pareja, etc), demanda la mayoría del tiempo. Por lo que se busca para nuestros adultos mayores, lugares o centros donde puedan brindarles todo aquello que nosotros no. Lo que le significa un sentimiento de orfandad, de abandono, donde la impotencia ante las limitaciones son cada día más.
¿Te preparás para enfrentar tus miedos?
Saludos amigo,
Es cierto lo que dices. No es fácil envejecer y aceptar que has envejecido, que ya no eres ese o esa que eras. Increíblemente volvemos de alguna manera a tener el mismo sentimiento que cuando éramos niños, ese sentimiento de abandono, de falta de atención, de soledad, de incertidumbre… En la actualidad, hay muchos lugares que infortunadamente no se ocupan como debieran de nuestros padres. Y el hecho de estar rodeados de gente desconocida lo hace todo más triste. Nos toca a nosotros devolverle a nuestros padres lo que ellos se merecen. Estar en constante contacto a pesar de las limitaciones. Lindo fin de semana.
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Así es, los lugares que se encargan de eso, son más depósitos, que otra cosa. También se hace difícil la convivencia diaria. Es más fácil la comunicación entre ellos y sus nietos o bisnietos, que con nosotros. En muchos casos porque ya dejamos de ser jovenes y hacia abajo proyectamos y acompañamos, pero hacia arriba nos cuesta más. Y bien dices que aun estando bien les es muy triste.
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